Titanic, sin duda es una de las películas más revolucionarias de la historia del cine dirigida por James Cameron, con una interpretación espectacular de Leonardo di Caprio y Kate Winslet. Sin embargo, sigue siendo también una de las películas más criticados artísticamente y legalmente. Al parecer, el debate acerca de los derechos de autor del famoso cuadro de Picasso en la película, sigue abierto.
La presencia de las obras de arte fue tachada como plagio en los años y aunque se tratara de un cult movie; críticos de arte y cinéfilos siguieron debatiendo. Con el estreno de la película Titanic en versión en 3D se volvió a abrir una vieja herida. Los más atentos seguramente se habrán dado cuenta de la famosa obra Waterlillies de Monet en la escena donde Jack entra al cuarto de Rose la primera vez, ¿Si la vieron? Sin embargo, la obra que ha creado más ruido sigue ha sido la de Picasso, Les Demoiselle d’Avignon.
El 4 de abril del 2012, se estrenó la versión 3D de la película Titanic. Como decíamos, los halagos fueron muchos pero también las controversias. Al parecer James Cameron en realidad en la película del 1997 había pedido las autorizaciones necesarias para que la obra apareciera en la escena final pero fue rechazada. James Cameron la utilizó igualmente en la versión original; mientras en la versión 3D la sustituió.
Aunque esta obra existía (ha sido realizada en el 1907) en el momento del desastre del Titanic (1912), no, no estaba fisicamente a bordo del barco. Efectivamente, Les Demoiselle D’Avignon se encuentra en la entrada del MOMA (Museo de Arte Moderno); donde ha estado durante décadas después de su adquisición en el 1937. El hecho de que la obra no estuviera verdaderamente en el barco puede ser una de las razones por la cual no autorizaron James Cameron a utilizar el Picasso en Titanic. Por si no se recuerdan, el Picasso cuando Rose la saca de su equipaje para colgarla en su habitación.
Como anticipábamos en la nueva versión James Cameron decidió poner un punto al tema de plagio; y entre toda la confusión, decidió cambiar ese detalle de la escena final. De hecho, la cambió por la obra L’Étoile de Edgar Degas. Esta tampoco nunca estuvo a bordo del Titanic.
