Un mercado que ha crecido en los últimos años y que ha cautivado a las novias millennials son los diamantes cultivados en laboratorios.
Aunque el mercado de los diamantes naturales sigue fuerte, un 66% de los millennials prefieren adquirir diamantes cultivados para anillos de compromiso. Al igual que piedras preciosas como rubíes, zafiros y esmeraldas.
Así lo dio a conocer IGDA por sus siglas en inglés International Grown Diamond Association, por medio de un reporte en colaboración con MVI Marketing LLC. Una de las principales razones por las que los consumidores prefieren un diamante cultivado es por la durabilidad y calidad, la cual es idéntica a un diamante natural con un precio 40 por ciento menor a los diamantes extraídos de las minas naturales. Incluso se consideran a estos diamantes cultivados como unos diamantes sostenibles e innovadores, ya que dejan atrás el proceso minero y fomentan cada vez más el “Lujo ecológico”.
Sin embargo, el cultivo de los diamantes no comenzó en esta década. Tiene sus orígenes en el año de 1954 por General Electric, el cual en su momento fue criticado por una de las compañías más grandes del mercado: De Beers. Eventualmente, el cultivo de diamantes fue creciendo y adquirido por diversas marcas. La primera que lanzó su línea de joyería utilizando diamantes sintéticos fue Swarovski.
Este mercado ha tenido un crecimiento tan notorio en los últimos años, partiendo del 9 por ciento en 2010 hasta un 51 por ciento, que incluso De Beer, tras haberse negado al cultivo de los diamantes y piedras preciosas, acaba de dar a conocer su propio laboratorio llamado “Lightbox”, sin dejar a un lado los diamantes naturales.
Un nuevo comienzo
Después de todo la alta joyería se incorpora a esta nueva tendencia que ha cautivado a miles de consumidores, especialmente a la generación milennial. Incluso cuenta con grandes inversionistas, como el actor ganador del Premio de la Academia Leonardo DiCaprio con la compañía Diamond Foundry. A fin de cuentas, nuestro medio ambiente es el primer beneficiado al consumir diamantes cultivados, ya que evitamos la explotación natural y fomentamos la “Joyería Sustentable”.
Por: Sandra López
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