Cuando hablamos de moda, siempre imaginamos la vanidad, la ostentación y el fuerte atractivo de la riqueza y la opulencia.
Cuando uno piensa en moda, alta costura, el enfoque es cada vez más confuso y asociado con la marca de zapatos, bolsos y camisetas.
A menudo, elegimos usar grandes nombres más por lo que representan para la sociedad que por el valor que tienen en términos de textiles, calidad e historia. No es que haya nada mal, pero para mí es importante recordar qué hay detrás de todo esto.
Y como todo tipo de arte, a lo largo del tiempo ha sido símbolo de la expresión de la juventud rebelde, las revoluciones y el desprendimiento constante del pasado.
Mediante el uso de nuevos volúmenes, nuevos tejidos y cortes, los artistas (porque así llamo a los brillantes estilistas del siglo pasado) han cambiado nuestra forma de vestir y para nosotras las mujeres también la forma en que experimentamos nuestro cuerpo y nuestra vida diaria.
Gabrielle Bonheur Chanel, también conocida como Coco, fue la diseñadora más revolucionaria de la década de 1920, una mujer arpía, pero brillante.
Chanel, cambió la forma de vestir a las mujeres y su estilo sigue siendo un emblema de elegancia y practicidad.
Los tailleurs, la petite robe noire, el vestidito negro,perfecto para cualquier ocasión, Chanel número 5 (solo dos gotas como Marylin), el inimitable tailleur, chaquetas, tweeds, blancos y negros, rigurosos bolsos hoy el sueño de cada mujer.
Sobriedad, refinamiento y libertad, estas fueron las consignas con las que revolucionó la moda del novecientos, pensando en una mujer dinámica y emancipada que ya no podía ser esclava de los corsés de la bella época.
Coco brilló en la frenética París de los locos años veinte, la capital de todas las vanguardias artísticas y brillará para siempre a través del legado de libertad y elegancia que nos dejó.
Como dijo Pierre Bergé en 2008: Gabrielle Chanel dio a las mujeres la libertad, Yves Saint Laurent les había dado el poder.
YSL presentó por primera vez Le Smoking (mujeres vestidas de hombre), en 1966, todavía provocando controversia.
En pleno auge de la revolución sexual y tras fuertes corrientes feministas, YSL propuso los actuales Free Nipples, a través de blusas de organza y tops transparentes. Yves Saint Laurent se inspiró en los lienzos del pintor Mondrian para crear el vestido que se convierte en símbolo de orden y sencillez y que permitió que la moda abrazar explícitamente el arte.
Versace amaba a las mujeres y la exaltación de la belleza estaba en el centro de su mundo.
Las colecciones de Gianni emanaban una sexualidad provocativa.
Muchos han intentado imitarlo sin éxito. El suyo fue un estilo inconfundible que cambió el sentido del glamour, ha logrado introducir la moda en el sistema de estrellas de celebridades y la ropa en el centro de la cultura popular.
Inconfundible es la referencia a elementos de la Antigua Grecia, el mundo romano y barroco. No en vano, Medusa es el símbolo de la marca, que representa la belleza hechizante de una mujer.
A lo largo de los años ha vestido a estrellas de la música, estrellas del cine, supermodelos famosas y el vestido diseñado para su hermana Donatella quien sigue siendo famosa en la actualidad, recogiendo el pesado legado artístico tras su muerte.
Elsa Schiaparelli, diseñadora italiana trasplantada a París, que puede contarse entre las estilistas más importantes del novecientos. Su idea de usar el impactante color rosa o lanzar el suéter como prenda de moda. Elsa siempre ha sido la promotora de desfiles de moda que se convierten en espectáculo, gracias al juego de luces, música, efectos especiales.
Elsa Schiaparelli puede considerarse una exponente del surrealismo. Colaboró muchas veces con Salvador Dalí.
Su trabajo más famoso fue el Vestido Lobster, que todavía hoy es fuente de inspiración para diseñadores de todo el mundo.
Nacido en Japón en 1939, fue el primer artista japonés que se mudó y vivió en París.
Amaba las flores, los motivos animalier, los colores saturados, que mezclaba, experimentaba y ensamblaba sin miedo y sin límites.
Su primera tienda se llamaba, como era de esperar, Jungle Jap, y era un cruce entre los niños de las flores y la fiebre del sábado por la noche.
Kenzo mezcló lo impensable, rompió barreras con una libertad suprema. El fue el creador del camisero: la característica de este modelo es la silueta ancha, casi de saco.
Un look que estalló a principios de los ochentas y que en el último período es objeto de reinterpretaciones modernas cada vez más frecuentes. Murió hace unos días, víctima junto a millones de personas del Covid-19, la plaga de este 2020, que se está llevando muchas de las cosas que más amamos: las reuniones sociales, la libertad y Kenzo.
Creatividad, innovación, exclusividad, elegancia y extravagancia, es solo un poco de lo que estos grandes exponentes de la moda nos dejaron.