La sutileza de Melanie Cobham para exponer el poder de sus piezas es una espiral de emociones. Cada obra contiene una investigación rigurosa: una, dos o más hojas de su cuaderno y varias horas en su estudio.
La artista uruguaya nos concedió una encantadora entrevista para Velvet Hunting. Hoy vamos a conocer a una artista de 25 años que nos muestra con delicadeza sus ideas más fuertes: Melanie Cobham.
Melanie es una preciosa combinación entre la añoranza, la tranquilidad y la tierna caricia del campo uruguayo, con la firmeza y vigor de sus ideas creativas. Juega tenis desde los 6 años, hija de una madre psicoanalista y un padre dedicado al campo.
“Siempre me gustaron las artes y hacer cosas con las manos. Desde que vivía en el campo los modos de entretenimiento eran distintos. Cosíamos, armábamos cosas. En mi casa siempre se hacía toda la comida, se ordeñaba la vaca, se hacía la mermelada, la miel… todo era con las manos. Creo que crecí con eso y me influenció bastante al escoger una carrera que fuera más artesanal y creativa”
Cuando recuerda sobre el campo, mientras me habla, tiene una gran sonrisa. Es claro que su descubrimiento artístico ha crecido junto a ella misma, entre el tiempo apacible que regala el campo uruguayo y el movimiento de sus manos. Sus padres no venían de un contexto artístico, por lo que Melanie tuvo que luchar un poco para dar a entender a su familia lo que se puede hacer y construir con una carrera en el arte.
Así, desde los 18 años ha batallado por defender su camino con el arte. Empezó a trabajar en un colegio dando clases de arte, convirtiéndose en una institución que respaldaba sus sueños. Melanie pudo así continuar haciendo lo que siempre quiso hacer. “Mis padres entendieron que era un estilo de vida bastante difícil y sacrificado. No hay fines de semana o vacaciones. Cuando me vieron totalmente comprometida y que le ponía el 200% a todo lo que hacía, me dieron el espacio para desarrollarme.”
Según Melanie el arte es la única carrera que te permite enlazar el ser y tu profesión íntimamente. “Mi hermano por ejemplo estudia economía. Pero él va a la facultad, estudia o trabaja y cuando termina deja de ser economista y pasa a ser otra cosa. Pasa a ser su yo de ocio o de lo que sea. Yo nunca paso a ser otra persona, el arte como profesión y yo, estamos interconectados. Incluso los momentos que no tienen que ver con arte me nutren”. Para Melanie, ser artista no es distinguible de estar viva.
Hoy la artista uruguaya está explorando y explorándose a sí misma muy lejos del campo en dónde comenzaron sus planes y sueños. Melanie Cobham es hoy una estudiante de arte contemporáneo en la Universidad de Melbourne.
Ella es un compuesto armonioso de muchas técnicas, desde la fotografía hasta el bordado o la joyería, y sobre todo una combinación de simbolismo e investigación:
“Mi forma de ser es bastante ordenada y estructurada. Lucho bastante con mi propia estructura porque eso trunca un poco mi proceso creativo. Mi trabajo responde mucho a la investigación, es muy lento, muy pensado. De hecho, tengo un cuaderno donde escribo todo, todas mis ideas. Siempre es a través de la escritura que mis ideas se refinan en cosas más claras. A veces escribo sobre nada o sobre el folleto de una exhibición. Después cuando se convierte en algo más interesante empiezo a investigar, mucho”
Aunque Melanie siempre regresa al dibujo, la escritura hace parte indispensable de su desarrollo creativo. Definir su arte como uno solo, de una sola vía, no solo sería simplista, sino que ignoraría gran parte de su trabajo. El proceso artístico de Melanie está construido en el caos de un genio.
“Hay pocos trabajos que sean mis favoritos porque todos mis trabajos pasan por un ciclo en donde odio lo que estoy haciendo y luego creo que tal vez no están tan mal, después me parece genial, luego lo odio de vuelta y así todo el tiempo.”
Amar una pieza, odiarla, volver a amarla, estudiar, investigar, volver a estudiar y terminar, por fin, con una obra entre sus manos es probablemente un proceso arduo, pero que solo alguien con el carácter de Melanie podría lograr. Entre sus tímidos silencios siempre está creando, y eso es maravilloso.
“Soy bastante tranquila y me cuesta un poco el networking, tal vez soy algo tímida, no me gusta estorbar” me dice. Pero su timidez no entorpece su trabajo, lo alimenta; la soledad de su estudio y su constante formación, la búsqueda constante para cultivarse en silencio, le ha dado un estilo único a sus piezas.
“Me estoy proponiendo salir más de la soledad de mi propio estudio, trabajar más con otros para dejar que otras personas me nutran en mi percepción del mundo”
El trabajo artístico de Melanie no deja de evolucionar. A pesar de no tener una personalidad confrontativa, Melanie ha construido un arte reivindicativo y político. “Al principio fue una búsqueda de identidad personal, pero se convirtió en una de identidad nacional“. Y claro que lo hizo: Melanie ha tratado de entender cómo Uruguay siendo un país colonizado trata de entender su propia identidad y qué dificultades trae eso.
En su ultima pieza recrea la bandera de los 33 orientales con su lema LIBERTAD O MUERTE, pero en idioma esperanto. “Quise reinterpretar la bandera, que fue la que se usó en la revolución. Esa bandera tiene un lema ‘Libertad o Muerte’, en español;¿Para quién estaba escrita esa leyenda? El texto lo cambié a esperanto, un idioma creado para fomentar el entendimiento entre las naciones en caso de emergencia”.
La artista también tiene una vena feminista muy marcada, incluso desde antes de viajar a Australia. Inspirada por historias de sus amigos cercanos y de grandes artistas como la fotógrafa Diane Arbus, Melanie ha logrado delimitar sus ideas en sus piezas. Y al estar en un espacio de retroalimentación permanente en Australia ha logrado nutrir estás ideas con relación al feminismo.
Me cuenta que un día, la Melanie de unos 17 años realizó una pequeña exposición en su país natal. “Una mujer se me acercó llorando, me dijo algo y luego se fue. Sentí que mi mensaje estaba llegando y que yo no estaba errada en lo que estaba haciendo. Fue la primera vez que expuse y me sentí completamente expuesta y vulnerable, como desnuda. Pero al mismo tiempo sentía que iba por el camino correcto”
Ella misma reconoce la sutileza de los mensajes en su piezas y obras. Sin dejar de ser firme y fuerte, Melanie es delicada y liviana. “Busco que la imagen, en lugar de crear un choque, siembre una semilla. Esa semilla sigue creciendo y sigue creando otras ideas. Yo paso a ser parte de la vida del observador, y para mí la única forma de lograr eso es a partir de la sutileza. Pero una sutileza que no pierda su poder, que sea potente y cargada de información.”
Cuando quise averiguar sobre cuál era objetivo de esta sutileza, de la fortaleza, de la escritura, del dibujo, de la bandera, me dijo algo que de hoy en adelante aplicaré cada vez que quiera enfrentarme a algo, incluso a mi misma:
“Creo que mi objetivo es fomentar que otros desaprendan y deconstruyan cosas en silencio y en soledad. Quiero ayudar a un proceso interno de deconstrucción. Quiero que la gente se dé un tiempo para mirar. Estamos todos muy apurados y al final pasa todo lo importante. Está bueno que la gente se cuestione sus estructuras, se haga preguntas”
¿Lograr hacer tambalear los cimientos de los seres humanos de forma tan delicada y con tanto cuidado? Melanie Cobham puede hacerlo. Lo hizo conmigo, y espero que lo haga con quien lea aquí un fragmento de su historia.
Artículo por Helena Rodríguez