Hoy hablaremos del ágata, conocida como una piedra protectora.
El ágata es conocida como la piedra de la estabilidad. Esta piedra entre las varias características, tiene una que la hace muy especial. Su conformación se reconoce por las bandas formadas con depósitos minerales; estas, se encuentran en una simetría casi perfecta dentro de su circunferencia.
Esta piedra se encuentra en una increíble variedad de tonos, cada uno corresponde a diferentes niveles de vibraciones y sentimientos. El ágata pertenece a la familia del cuarzo, lo que lo convierte en un cristal ideal para la curación y equilibrio interno.
Cuando estamos atrapados en un ciclo de preocupación y angustia, este poderoso cristal calma nuestra energía y nos conecta con las sutiles vibraciones de la tierra, dándonos estabilidad y calma.
El ágata puede brindarte una sensación de paz y apoyo cuando te sientes disperso y abrumado por una vida agitada. Sin duda, el estrés es un denominador común de la vida moderna, así que seguro te servirá. Por esta razón, esta piedra es ideal para alguien que quiere comenzar a trabajar una meditación con cristales e incorporarla a su rutina diaria.
El ágata verde es una piedra que aumenta nuestro sentido de compasión y justicia. Ayuda a incentivar nuestra apertura mental y emocional. Mejora la toma de decisiones, dándonos claridad para brindar respuestas sabias y consientes en momentos de conflicto interno.
Cómo talismán es ideal mantenerlo cerca de nuestro entorno, ya sea junto a nuestro espacio de trabajo o habitación, o como una pieza de joyería que podamos tener a la mano cuando la adversidad o confusión llegan a nuestra puerta.
En comparación a otros cristales del reino mineral, las propiedades del ágata irradian una frecuencia más baja y sutil; lo cual la convierte en un amuleto ideal para alguien que busca reducir su ritmo de vida. Alguien que quiera dejar los ritmos frenéticos para concentrarse. En fin, podemos decir que sus propiedades calmantes ayudan a brindar armonía a la mente, re calibrarnos y re alinearnos.
Es una piedra que aporta estabilidad, lo cual la hace un catalizador de confianza para las personas que tienen problemas expresando sus sentimientos y opiniones a quienes los rodean.
Nos vemos el próximo miércoles para hablar de un cristal muy especial:
El Ojo de Dios: Lapis Lazuli