Pachamama es una diosa incaica, también conocida como Madre Tierra, lo que valdría para ubicarla dentro de la celebración del Día de la Madre. Por esto, queremos festejar esta fecha hablando, en dos sentidos, sobre Pachamama, símbolo de bienestar y vida. Así pues, la veremos como la diosa que adoraron los incas y también como una interesante película animada.
Como veíamos, Pachamama es una deidad de los pueblos indígenas de la región andina de América del Sur. Etimológicamente, proviene de la lengua quechua y aymara, gracias a la unión de Pacha (tierra) y Mama (madre).
Por otro lado, las creencias traídas de Europa y el paso del tiempo, lograron que diversas tradiciones y creencias desaparecieran. Pero, a pesar de esto, pueblos como el Quechua continúan hoy realizando ofrendas y celebrando ceremonias en honor a Pachamama. Es más, aquí adelantamos su festejo, pues, oficialmente, el primero de agosto es el día de esta diosa.
Así pues, Pachamama tiene todo un trasfondo místico y filosófico que sigue vigente. Por ejemplo, una forma de celebrar a esta diosa consiste en hacer ofrendas de diferente tipo, ya que:
“… es una manera simbólica en la cual el hombre devuelve a la Pachamama lo que ha tomado de ella, con el fin de restablecer la reciprocidad entre el ser humano y la naturaleza”
(Clarín, 2018).
Y es que hemos tenido que enfrentarnos, como especie, con diversos problemas para reconocer la sabiduría de estos pueblos originarios. El equilibrio entre el ser humano y la Madre Tierra es vital para nuestra preservación y para mantener, o intentar recuperar, la belleza natural de este planeta.
Ahora bien, la otra Pachamama (que toma su nombre de la diosa) es una película animada del 2018, dirigida por el argentino Juan Antín y estrenada en Netflix. Se trata de una coproducción entre Francia, Luxemburgo y Canadá. Fue escrita por el mismo director, en colaboración con Patricia Valeix, Olivier de Bannes y Nathalie Hertzberg. Dura poco más de una hora y nos lleva por toda una serie de hermosos y coloridos paisajes que parecieran tener, por momentos, toques psicodélicos. En resumen, y desde esta humilde opinión, hermosa estéticamente y perfecta para grandes y pequeños.
Por otro lado, intentando evitar cualquier tipo de spoiler, Pachamama nos cuenta la historia de dos chiquillos, Tepulpai y Naira, pertenecientes a un pueblo indígena de la Cordillera de los Andes. Ellos se verán envueltos en una aventura para recuperar un objeto religioso, de importante tradición, que le fue robado a su pueblo. La travesía se encuentra enmarcada por el recorrido, ida y vuelta, desde su pueblo hasta Cusco, ciudad principal del Imperio Inca y que sufre el asedio de los españoles.
En resumen, es una hermosa película para ver en familia y para celebrar el Día de la Madre. Sin duda, se trata de una experiencia estética, de una aventura para los pequeños y de una forma para que los grandes recordemos el niño que llevamos dentro. Sin olvidar que rescata el respeto hacia nuestra Madre Tierra, como también la belleza de lo que una madre representa.