El pasado 24 de abril se celebraron 125 años del nacimiento de Fernando González Ochoa. Filósofo colombiano desconocido por muchos, pero, también, admirado y odiado por otros. Y es que “El Brujo de Otraparte”, una de las maneras como se le conoce, es de los pensadores que generan opiniones encontradas. Por esto, quisiera dedicar un breve momento a este escritor. Valga aclarar que la obra escogida es porque me identifico allí con la culpa, el desasosiego y los pocos momentos de humor que tengo.
“El Brujo” fue abogado y, sobre todo, pensador profundo y escritor polémico. Adelantado a su época, como muchos de los grandes personajes históricos. Nació en 1895 y murió en 1964. Fue diplomático en Europa. Estuvo casado con Margarita Restrepo, hija del dirigente conservador Carlos E. Restrepo. Tuvo relación con importantes personalidades de la cultura. Ejemplo es el caso de Thornton Wilder, quien en compañía de Jean Paul Sartre, entregaron a la academia sueca una lista de escritores candidatos al Premio Nobel de Literatura de 1956 (El Tiempo, 2012). En esta lista se encontraba Fernando González, pero la academia colombiana no permitió, finalmente, que fuera postulado. Fallecería en Envigado un 16 de febrero, a los 68 años.
Por otro lado, “El remordimiento” es uno de los más de veinte libros de Fernando González. Fue publicado en 1935. Allí nos habla, básicamente, de la lucha moral y espiritual que vivió estando en Francia. Todo causado por la relación con una dama. Pero, ¡Ojo! Todo este tratado moral, sobre el remordimiento, se debe a lo que NO pasó con madmoiselle Toní. Pues, en palabras de González: “Además, las mañanas, cuando no hay presión atmosférica y salgo para Envigado a beber café bajo las ceibas, la imagen de Toní me tienta. Siento remordimiento de no haberle recibido el cuerpo que me ofreció. ¡Si el lector la conociera!” (1935).
En general, muchas personas encontrarán esta obra de Fernando González exquisita literaria y filosóficamente. Especialmente aquellos que tendemos a reflexionar demasiado por cosas cotidianas que nos pasaron… ¡Y por las que no! Así pues, si usted es de este tipo… ¡El libro lo espera!
Por otro lado, Fernando González tuvo una importante influencia en el “Nadaísmo”, movimiento literario colombiano nacido en la segunda mitad del siglo XX. Gonzalo Arango, precursor y principal representante, visitaba la casa del “Brujo” constantemente. Esta casa se llamaba “Otraparte”. Así pues, el mismo Arango (1964) es quien nos cuenta: “Él era un seductor, un gran conquistador de espíritus, y yo le llevaba a los nadaístas diabólicos para que los santificara con su amor y su presencia. Él los rescataba del demonio y los dejaba listos para ir al Cielo si los buses de Envigado pasaran por allí. Tal era el poder irresistible que ejercía sobre la juventud, un poder mágico, dulce, de milagro. Estoy seguro de que por eso le gustaba llamarse El Brujo”.
*Imagen de portada tomada de Revista Mito