Conmemorando el nacimiento del pintor mexicano repasaremos las obras que lo posicionaron como muralista y pintor destacado de su época. Gracias a su singular forma de trabajo y la intrepidez para explorar los estilos emergentes.
Originario de la ciudad de Guanajuato, José Diego María Rivera Barrientos nació el 8 de diciembre de 1886. Desde los 10 años de edad Rivera estuvo en contacto con la pintura.
De tal forma, su talento era tan impresionante que cuando tenía alrededor de 20 años se le otorgó una beca para estudiar en Europa debido a la cual estuvo en taller de Eduardo Chicharro; retratista español destacado.
En 1992 creó su primer mural para el interior del Anfiteatro Simón Bolívar titulado “La Creación”, elaborada con la técnica de resina de copal combinada con cera de abeja y varios pigmentos. Gestionado sobre la concha acústica donde estaba situado un órgano desde 1910.
Diego Rivera se adentró en el movimiento cubista, manteniendo elementos mexicanos en cada obra elaborada bajo esa influencia.
A pesar de que sus pinturas llegaron a ser consideradas poco ortodoxas, fue debido a que el artista desarrolló su estilo de cubismo en el que se aprecia gran detalle en los colores y maneja una “cuarta dimensión del espacio”.
Dentro de ese lapso creó obras como La mujer del pozo (1913), Maternidad (1916) y The café terrace (1915).
Los temas más recurrentes en sus pinturas rondaban en la presencia femenina, la política y la sociedad, en especial los obreros. Así, entre sus obras más conocidas está: Desnudo con alcatraces (1944), El cargador de flores (1935) y Zapata líder agrario (1931).
Es considerado de los máximos representantes del movimiento muralista en México, a la par del realismo social; que se convierte en el sello de sus obras. En dicho movimiento se ve acompañado de muralistas de la talla de José Clemente Orozco, Rufino Tamayo y David Alfaro Siqueiros.
Trabajos más conocidos