Quiero que otras personas se enamoren del cine, que los niños se enamoren del cine.
Daniel Chaparro
De niño realizaba una suerte de cortometraje con los amigos de su calle: una cámara raptada, diez u once años, y una historia de terror imaginada por él y sus amigos. ¿Qué nació de allí? Una película corta de terror llamada Los hechos misteriosos y un diamante en bruto como director de cine y televisión: Daniel Chaparro.
Ese cortometraje sería solo un atisbo de luz de lo que luego él sería. Poniendo subtítulos y editando a los diez años, Daniel Chaparro tendría la satisfacción de saber, por primera vez, qué quería hacer. Daniel, manizaleño de 19 años, es hoy una de las grandes promesas para el cine y la televisión colombiana.
Velvet Magazine Latinoamérica en la sección VELVET HUNTING ha tenido la oportunidad de ser la ventana un hermoso proyecto con imágenes únicas y brillantes.
Antes de poner sus manos en la edición, sí, con esa pequeña obra a sus diez años, Daniel Chaparro se dedicaba a leer sobre psicología, geografía e historia. Aunque estaba seguro de que sería o un gran astrónomo o un increíble geógrafo, los Simpson llegaron para cambiarle la idea.
Diez años y Los Simpson pueden ser una estupenda idea o una nociva. Por suerte fue la primera.
¿Recuerdan un capítulo en el que Lisa decide ser cineasta e ir al festival de SUNDANCE? Bueno, Daniel Chaparro me cuenta:
“Hay una escena en dónde Lisa empieza a dar vueltas y dice ¡Quiero ser cineasta!, eso me retumbaba en la cabeza…por ese capítulo me puse a leer sobre qué era SUNDANCE…eso me metió la idea en la cabeza que podía hacer cosas, enviarlo a festivales, la gente lo vería y es un trabajo, es una profesión…¡Yo no sabía que le podían pagar a los de la televisión!” Una inocente deducción de infancia que lo llevaría a Alemania.
En su colegio, ya teniendo unos 14 años, hicieron un trabajo de la mano del Festival PRIX JEUNESSE INTERNATIONAL con los estudiantes de su salón de clases. Sus compañeros y él mismo debían dar sus opiniones escritas y expuestas a una cámara sobre los proyectos audiovisuales de otros países.
Al evento asistieron personas delegadas del festival y un canal nacional. Como Daniel ya tenía claro desde hace un tiempo que quería ser cineasta, ese mismo día Daniel Chaparro logró dos cosas:
Primero, fascinar a uno de los delegados con su opinión obteniendo un viaje a Alemania por un mes para ser jurado oficial en el festival PRIX JEUNESSE INTERNATIONAL. Así Daniel se convirtió en el primer jurado oficial menor de edad del festival. “Me sacaron un día de clases para decírmelo, me dieron la visa de negocios y estuve como un mes”
Y segundo, logró encantar a un director/productor con una idea que él mismo había preparado: un esbozo de guion llamado Simon y Emma. Al productor le gustó tanto que decidió llevarlo a su productora Sugar Mind, y junto a su pareja, enseñarle al pequeño Daniel todo lo que sabían de cine. Todo para convertirlo en el codirector de una película que nacería de su propio guion.
Ana María y Cristian, se convertirían en sus mentores y quienes lo bautizarían en mundo del cine y la televisión. Hasta hoy Ana María sigue siendo una guía.
“Cristian venía a mi casa y me ponía a hacer cuentos y guiones cortos. Me hablaba sobre la teoría … Ana María era distinta, ella tenía una perspectiva mucho más libre y solo me hablaba del arte. Me decía mucho que fuera muy libre y que experimentara. Ella quería que tomara fotos, fue mi primer acercamiento con la fotografía. Ambos me daban perspectivas muy diferentes, una muy teórica y técnica y otra muy artística”
Todo parecía ir por el camino correcto para el joven artista: Alemania, mentores increíbles y la preparación para exponer su primera obra de la mano de una excelente productora.
Pero no hay éxito sin lucha, y la lucha de Daniel es y ha sido una larga. Al final, por reveses, inversores, separaciones y demás cosas no pudo concretarse Simón y Emma, la historia que tanto había encantado a la productora.
A pesar de todo, en Alemania todo salió perfecto y de Ana María y Cristian no quedó más que aprendizaje. No todos tenemos la oportunidad de tener mentores que nos ayuden construir nuestros sueños, al mismo tiempo que luchamos con el acné y las hormonas.
Claro que hubo decepción y tristeza, una depresión que logró hacerlo dudar de todo, pero no fue suficiente para desbancarlo. “Para el 2014 yo quedé muy triste, primero devolverme de Alemania, y luego lo de la película me dio muy duro. Siguió todo normal, pero yo sabía que lo que quería hacer era cine … así que, traduje mi guion, hice todos los papeles, me asesoré, hice los exámenes de inglés y los envié a Bristol.”
Daniel, aun estando deprimido y bajo la presión de sus padres para estudiar una carrera. Un día recibió una llamada en inglés. Había ganado la beca. No pudo ir. Volvió a ganarla y tampoco pudo ir. La primera vez por dinero, y la segunda por un problema familiar. El querer narrar con colores, como él dice, no fue algo que se quedó en la nada. Daniel Chaparro continuaba.
En Bogotá se decidió a hacer fotografía y videos tal como a él le gustaban. Su estilo es muy marcado, pero quería crecer y hacer de sus creaciones algo más grande. “Empecé a enviarle mensajes a personas en Instagram, personas que querían colaborar. Gente importante que quería colaborar” Así, empezó a hacer fotografía y video a personas fuera de su círculo. Zack Morris, Juan Pablo Jaramillo, Mik Mish y Reikon hicieron parte de ese proceso.
Su Instagram fue creciendo y se fue alimentando de personas, creadores y celebridades que aprecian su trabajo como fotógrafo y creador audiovisual. “Tuve muchas estrelladas, hice fotos para portadas de libros publicados y no me pagaron un peso. Me quedaron debiendo plata…eso me dio carácter. Luego pude darme cuenta de que no estaba explorando como hacía al principio. Estaba haciendo imágenes cualquiera y no tenian mi esencia. Mis fotos perdieron calidad. Así que me decidí a explorar de nuevo. ¡YO HAGO CINE!”
Daniel está lleno de nombres, oportunidades, caminos y aspiraciones. Actualmente, está dedicado a su nuevo proyecto. Su propia productora: Obzesa. Daniel me cuenta:
“Yo quiero hacer algo que muestre cambios o alter-egos. Se me ocurrió el nombre Obzesa que leí en un poema ruso. Un amigo, Jonnatan, volvió a mi vida y con él conversé mi proyecto. Él me apoyó y vine a Bogotá a hacer scouting. Así conocí a Nathalia Galván que es hoy la directora de arte de mi último proyecto y a Jessica la maquilladora”.
Lo que Daniel quiere hacer es narrar alter egos, mostrar todo lo que es una persona, todo lo que es su esencia. Su referente es la Última Cena, el proyecto se llama CRUDO. Un proyecto que ha realizado con poco y nada de presupuesto. Con su particular sonrisa me dice:
“Me di cuenta de toda la gente que quiso ayudarme, solo porque les gustaba una idea, de 4 personas pasamos a muchas más. Recuerdo que no teníamos más dinero para la vegetación del proyecto y fuimos a un parque a robar las plantas y luego salir corriendo. Ese día que terminamos hasta lloré de la emoción. Fue mucho aprendizaje en un lapso muy corto” La exploración sigue siendo suya con su amigo Jonnatan Monar y crearon una cuenta de Instagram únicamente para ese estudio: CRIPVISUAL.
Daniel Chaparro no ha dejado de explorar y no dejará de hacer cine. Sus suertes raras, como me dice, él mismo las ha creado. El amor que siente por las personas que le han ayudado a seguir es toda una rareza en el mundo del cine, y en general del arte. Aún tiene esa humildad con la que muchos empiezan y en el camino olvidan.
Hoy quiero presentar una productora OBZESA, y a un hombre, Daniel Chaparro. La primera nació de una sucesión de eventos y circunstancias que se contraponen, y por eso, es hermosa. El segundo es un joven director con un futuro inmenso, que aun piensa y vive según los colores y la imperfecta humanidad.
Anhelo ver sus ideas en grande, en el mundo, para todos y espero que sea pronto. Que su aventura cinematográfica continúe.
Artículo por: Helena Rodríguez