PROCESANDO

ARTE MEXICANO: JACOBO Y MARÍA ÁNGELES

El arte y la cultura mexicana sale a flote con la ayuda del taller de Jacobo y María Ángeles, donde podrás encontrar esculturas con valoración profunda del origen mexicano.

La magia de la cultura mexicana abre puertas a quien lo pida. El taller de Jacobo y María Ángeles nace del querer darle más valor a los orígenes de esa gran tierra.

Dándole vida a los seres míticos de la cultura zapoteca, llamados tonas y nahuales, en este gran taller los escultores ofrecen sus trabajos esculpidos en madera de copal con grandes decorados de patrones y tintes que han dejado la misma herencia prehispánica.

Imagen de Jacobo y Mária Ángeles

Todo inicia en Oaxaca de donde son Jacobo y María Ángeles. Jacobo con gran esmero empezó a trabajar desde muy joven puesto que tuvo que tomar el cargo de sus hermanos y su madre cuando su padre fallece de un ataque al corazón.

En cambio, María Ángeles desde los 12 años ya era de las mejores pintoras de su casa por la manera de decorar las figuras, en especial lo que era la expresión de los ojos. 

Ambos han sido capaces de transformar su misma comunidad y el de varios pueblos alrededor. Se han unido gracias a ellos, ayudan a crear y a vender, para el resto de su comunidad figuras como son los alebrijes.

Alebrijes, Tonas y Nahuales

Estas son algunas de los tipos de figuras que representan lo espiritual en la cultura mexicana, obviamente con diversos significados.

El nahual es considerado un protector; se dice que al momento de nacer cada persona tiene ya el espíritu de un animal que se encargara de proteger y guiar.

Las tonas en la cultura zapoteca son animales míticos y protectores que comparte el destino y el alma con una persona.

Los alebrijes nacen de la imaginación o de los sueños, aunque a veces pueden ser representación de algún nahual.

Imagen de Jacobo y Mária Ángeles

Jacobo y María Ángeles, llevan más de 25 años creando, enseñando y poniendo en pie la cultura mixteca-zapoteca, todo esto con el apoyo de una comunidad unida.

Escrito por: Gladis Verdugo Núñez

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